Eres pura poesía. El movimiento perfecto. Tus labios que acechan incesantes. Mi cuello temeroso, a la espera. No es real. No es imaginado.
Eres pasión. Me envuelves. Tu manos que me acarician, ubican mis lunares. Casi sin quererlo me tocas el alma. Sin miradas innecesarias, te conviertes en furia y deseo.
Eres la octava maravilla. Sin darme cuenta seduces mis latidos, me das vida. Sin darme cuenta eres libertad, melancolía, hastío.
Sin darme cuenta eres mío.
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